Desconectar para volver a conectar
🗓 June 21, 2020 - ⏱ 4 minutos
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¡Hola 👋 a todos y todas, os escribo estando ya de vacaciones por fin! He estado un tiempo meditando si hacer un parón vacacional en mis redes sociales o no. Finalmente he decidido que sí, no será mucho tiempo ya que volveré el 3 de agosto, pero será lo suficiente para descansar y desconectar del día a día 😅 .
La idea inicial que me rondaba por la cabeza era no hacer ningún descanso, ya que llevo relativamente poco tiempo creando contenido y pensaba que no me iba a beneficiar pudiendo perder visualizaciones y seguidores. Sin embargo, después de darle muchas vueltas, creo que hay que saber parar de vez en cuando, mirar todo con perspectiva y desconectar para posteriormente volver a conectar.
Mientras pensaba si descansar o no, me di cuenta que actualmente vivimos en una sociedad en la que parece que hay que hacer todo perfecto, realizar muchas tareas a la vez si quieres llegar a ser alguien/algo o simplemente para no sentirte mal contigo mismo. Así, mientras intentamos seguir ese ritmo vertiginoso que nos imponemos y que en muchas ocasiones nos es imposible, no podemos evitar compararnos con otras personas y esto nos genera una gran frustración. Esas odiosas comparaciones nos hacen sentir poco productivos cuando no llegamos a todo lo que nos habíamos propuesto y mientras que vemos por las redes que otras personas cumplen su jornada laboral de 8 horas al día, que a su vez tienen pareja y/o hijos, que graban y editan vídeos para YouTube, que redactan un blog activamente, que mantienen al día sus diferentes redes sociales (Twitter, Instagram, LinkedIn), etc... y erróneamente nos viene a la cabeza la pregunta: ¿qué estaré haciendo yo mal para no alcanzar ese ritmo de vida que parece tan fácil y alcanzable para los demás?.
En cuanto te surge esta pregunta empiezas a darle vueltas a los cambios que tendrías que realizar en tu vida y cómo podrías organizarte para generar el mismo contenido y estar tan activo... Preguntarte esto es un grave error, ya que es entonces cuando damos pie al famoso “síndrome del impostor”. Este síndrome nos hace pensar que nuestro contenido no es tan bueno, que no aporta nada a la comunidad y que nadie valora lo que ofreces. Esto hace también que nos obsesionemos con la perfección absoluta y con la productividad, obligándonos a nosotros mismos a realizar muchas más tareas en el mismo margen de tiempo.
Todo este sobreesfuerzo autoimpuesto para alcanzar metas imposibles conlleva más estrés, menos motivación en otras actividades no relacionadas con la programación, falta de concentración y otras consecuencias negativas con las que más de uno se sentirá ya identificado.
Con todo esto quería transmitiros que hay que tomarse la vida con tranquilidad y, haciendo uso del refranero popular español, hay que tener presente que “las prisas nunca fueron buenas”. En definitiva, nadie es perfecto y no hay que automenospreciarnos, sino que hay que tener confianza plena en nosotros mismos y en nuestro contenido, siendo esto lo más importante. Hay que saber disfrutar no solo de la meta, sino también del camino, da igual tardar un mes, un año o cinco en llegar al objetivo, lo remarcable es llegar y haber sabido disfrutar también de ello. Por otro lado, también he aprendido que no hay que obsesionarse con los errores, ya que de ellos también se aprende, incluso podría aventurarme a decir que más que de los aciertos.
En conclusión, si has llegado hasta aquí en la lectura de este tostón 👏 y te has sentido identificado, coge vacaciones, disfruta de un fin de semana o simplemente cierra el ordenador y vuelve cuando te sientas con más ganas e ilusión y así seguro que cumples tus propios objetivos.